Hola a todos. Cuánto tiempo desde la última publicación! Ufff, años! No muchos pero los suficientes como casi para dar por extinguido este blog. Sin embargo, aquí renacemos de nuevo. Otra aventura. Otros jabones...
El jabón que hoy muestro fue creado hace un año y medio más o menos (hace muchísimo que no publico nada, por esta razón no será el único que ahora vea la luz ). Es un jabón que me gustó muchísimo, quedó muy suave, cremoso y con una espuma abundante y deliciosa. Sólo me quedó uno que a día de hoy es casi invisible.
El gusto y especialmente, la pasión por jabonear, nos lleva a hacer muchos y variados jabones a los que literalmente no nos da tiempo material de usar y por ende, gastar. Así que siempre hay unidades que van quedando relegadas en pos de seguir disfrutando de las nuevas creaciones. Y cuando un día lejano los ves y te acuerdas de ellos... la satisfacción por el esfuerzo de lograr cada día mejores jabones se ve recompensado. Cuanto más tiempo de curado tiene un jabón bien formulado mejor es. Y esto es una máxima que aquellos que nos dedicamos a hacer jabones sabemos. Cuántas veces hemos echado mano de una " antigualla jabonil" y nos hemos sorprendido por la calidad de dicho jabón! Pues en esas estaba cuando dedicí que este jabón bien merecía sus cinco minutos de gloria.
Es un jabon enriquecido con manteca de Karité y aceite de Macadamia, del que no tardé en rendirme a la cremosidad y acondicionado que aporta a los jabones.
La técnica usada es la llamada técnica de la cuchara que al ir usando el jabón deja unos bonitos dibujos irregulares por el mismo, dado que el corte del jabón no fue en vertical.
Por último, completan la formulación de este delicioso jabón el aceite de oliva virgen extra, aceites de coco, palma, maíz y ricino, y la manteca de cacao, hidróxido de sodio y agua destilada. Colorantes de grado cosmético rosa y azul. Sin fragancias. Huele sólo a lo que es, Jabón.
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